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Entrevista Imma Marín (Fundadora y Directora General en Marinva Juego y Educación)

¿Cuál es tu juguete o juego preferido?

Puede parecer contradictorio pero mi juguete preferido es el tiempo. Es un regalo que, sin darnos cuenta, hacemos a los niños: tiempo de juego sin prisas ni pausas, para pasar rato con ellos jugando a lo que ellos decidan, sin juzgar ni oponer resistencia. Jugar es una herramienta fantástica para compartir, conocer y estrechar lazos entre seres humanos y construir así «familia».​

¿Se puede descubrir, a través del juego, la personalidad de un niño?

Indudablemente, porque durante el espacio de juego somos nosotros mismos, actuando de forma espontánea. Y son en estos momentos de interacción, de aceptación de la opinión del otro, de dudas, de resolver problemas, de superar la adversidad, de tolerar la frustración… dónde se muestran los valores de todos y cada uno de nosotros. Y dentro de esta esfera de espontaneidad emergen las habilidades e incapacidades de los jugadores, hecho que indirectamente nos puede servir de aprendizaje. Eso sí, no vale «juzgar» o «etiquetar». Cuando jugamos también actuamos desde el «hacer como si». Si yo hago de malo, tengo que hacer de malo sin serlo de verdad.

¿Podemos educar a través del juego?

Evidentemente. Pero para poder conseguirlo tenemos que crear un clima cálido, de confianza y complicidad, donde disfrutamos del presente, del aquí y ahora. El juego es un buen espacio para probar, se tiene que dar margen al error. También es momento para reconocer y valorar los sentimientos que aparecen durante el juego, sin juzgarlos. Tenemos que permitir y motivar el uso no convencional de objetos e ideas: una silla puede convertirse, de forma mágica, en una flamante motocicleta y nuestros brazos en majestuosas alas de águila. Cualquier objeto adquiere una nueva dimensión cuando cae en las manos de un niño o niña. También es muy importante tener cuidado con los juguetes, así como fomentar su recogida ordenada, una vez acabado el tiempo. Otro punto clave es establecer las normas del juego y límites, para tener claro las maneras de interactuar dentro del juego. Y para que sea más efectivo este espacio, tiene que ser motivador. En este punto adquieren mucha relevancia las aficiones e intereses de los pequeños; cuanto más les gustan las cosas más interés ponen.

¿Qué elementos tiene que cumplir un juego o juguete para ser educativo?

Bajo mi punto de vista hay cuatro claves esenciales a la hora de adquirir un juego o juguete de este tipo:

-Pensar con lo que disfruta el niño, lejos del estrés publicitario y la presión de “pedir”. El juego compartido en familia es un espacio de relación y complicidades que crea vínculos emocionales duraderos.

-La principal función de un juguete es estimular las ganas de jugar y la creatividad. Es decir, las ganas de correr, saltar, chutar, reír, imaginar, crear, pensar, decidir, arriesgarse, deducir, asociar, explorar, descubrir, abrazar, competir, cooperar, expresar, cantar, cuidar, soñar … Esto es lo que tienen que proporcionar los juguetes que escogemos.

-Juguetes que favorezcan el ejercicio físico y el juego al aire libre​ (¡¡¡incluso en invierno!!!): pelotas, triciclos, patinetes, bailar al son de la música, trepar o seguir el vuelo de una cometa.

-Juegos que permitirán a niños y niñas a medirse, superarse, compartir, competir y cooperar con sus iguales. Juegos que les enseñen a esperar, negociar, ganar y  perder. Juegos ideales para jugar en familia alrededor de una mesa o dispersos sobre una alfombra.

Una vez escogido el juguete, es muy importante el momento de le entrega. La  manera en que se libra el regalo crea una atmósfera de ilusión, valor y agradecimiento que le da un valor añadido y ayuda a que la experiencia sea más completa y profunda. Damos a cada juguete su espacio. Abrimos los regalos uno a uno. Los saboreamos y disfrutamos​.

¿Cómo puede servir la experiencia del juego y el juguete para superar los estereotipos y los roles de género?

Los pequeños van construyendo su identidad de género en función de la cultura en la cual les ha tocado vivir, y normalmente por imitación de los modelos más próximos. Los niños no dejan de ser un reflejo del mundo de los adultos en el que viven. Es nuestra función, como adultos, educarlos en valores donde no manden los roles de género, sino los intereses particulares del pequeño. Así nos apartaremos de una lógica de colores azul y rosa, de segregación de actividades por sexos y de roles determinados según sean niño o niña, para entrar en un espacio mucho más dinámico dónde las posibilidades de diversión sean infinitas. Si los juegos representan ideas positivas, presididos por la creatividad y la cooperación, iremos resolviendo diferencias y conflictos de forma humana y civilizada. Empezaremos en el mundo del juego para expandirlo al resto de esferas de actividad humana.

¿Qué es más importante, divertirse o aprender?

Jugar cumple una doble función. La primera es, evidentemente, divertirse. Sin diversión, el juego sería otra cosa. Pero bajo esta función directa, por la puerta de atrás, de forma fluida surgen situaciones y elementos de aprendizaje y mejora. Si no hay disfrute, si no hay emoción, no existe aprendizaje. Sinceramente, creo que jugar es una de las mejores maneras de divertirse y aprender del mundo.

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